En una inversión, lo primero es revisar cuánto quiero invertir y en qué utilizaría las ganancias de mi inversión: manutención, estudios, hijos, casa, gastos médicos, vejez, etc.
Derivado de lo anterior sabremos cuánto necesitamos que nuestra inversión nos dé a ganar y cuándo necesitamos recibirlo.
Con estos dos datos ya podremos evaluar diferentes tipos de inversiones: CETES, Fondos de Inversión, instrumentos bancarios, pagarés, acciones, bonos, franquicias, bienes raíces, negocios, etc. Cada inversión varía en la ganancia que otorga y el riesgo que se asume. A mayor riesgo, mayor ganancia.
Por otro lado, ahorrar es juntar dinero regularmente, reservando una parte de nuestros ingresos y guardándolo en un lugar seguro: bote, frasco, alcancía, caja fuerte, banco, caja de ahorro, etc.
El objetivo del ahorro es gastar ese dinero ahorrado en adquirir algo o hacer algo, muy similar a los objetivos de la inversión. Pero, una vez gastados los ahorros, hay que volver a ahorrar.
La diferencia básica entre una y otra es que la inversión es una acción que se realiza para ganar y el ahorro es una acción que se realiza para gastar.
La inversión se realiza para que nos otorgue ingresos de forma regular. El ahorro no otorga ingresos, al contrario, es una parte de nuestros ingresos regulares, la cual no gastamos y vamos guardando periódicamente. Pero una vez que gastemos lo ahorrado tendremos que volver a guardar parte de nuestro ingreso si es que queremos volver a ahorrar.