Tras varios años de reestructurar empresas para hacerlas más eficientes y rentables he identificado una herramienta que me ha sido muy útil para lograr tal objetivo: las cinco eses.
Las cinco eses nos llegaron del Japón hace ya muchos años y son, desde mi perspectiva, una filosofía de vida y trabajo.
Resulta que llegamos a un punto en los negocios y en la vida que queremos mejorar, cambiar para bien, crecer. Sin embargo, tras varios intentos, nos damos cuenta que acabamos haciendo lo mismo.
Esto se debe a que tenemos y actuamos bajo un conjunto de hábitos que se encuentran fuertemente vinculados con nuestro entorno.
Intentar cambiar sólo en nuestro interior no traerá buenos resultados. O no en el corto plazo. El cambio para que se inicie y se afiance con éxito debe manifestarse de inmediato en el entorno, en lo físico.
Recordemos que los hábitos están abrazados al entorno, a las cosas.De tal forma que para iniciar el cambio con éxito, iniciaremos cambiando las cosas, nuestro entorno.
Los cinco eses consisten en aplicar los cinco pasos siguientes:
- Clasificar (Seiri)
- Ordenar (Seiton)
- Limpiar (Seiso)
- Estandarizar (seiketsu)
- Autodisciplina (Shitsuke)
En la primera S, clasificar o separar, lo que hacemos es sacar de nuestra área de trabajo, y de nuestra vida, todo aquello de es innecesario, es decir que no utilizamos, que es inútil para nosotros. Esto aclara los espacios y nuestra mente, ya que los hábitos están más ligados a las cosas inútiles.
Posteriormente aplicamos la segunda S, Ordenar. Ya que tenemos únicamente cosas útiles en nuestro espacio, procedemos a asignar un lugar para cada cosa y a poner cada cosa en su lugar. Ubicamos las cosas que utilizamos con más frecuencia cerca de nosotros y de tal forma que se pueda disponer de ellas de forma fácil y segura. De esta forma vamos a minimizar los tiempos de búsqueda y pérdida de tiempo.
Una vez hemos separado y ordenado, procedemos a reparar y poner todo en nuestro entorno en óptimas condiciones de uso. Paredes, lámparas, pisos, computadoras, sillas, sillones. Todo limpio y listo para ser usado de forma efectiva, sin peros.
Hechas estas tres actividades, nuestra tarea ahora es mantener las cosas como las hemos arreglado. Esto requiere disciplina para conservar el cambio de entorno, aquí no auxiliamos con controles visuales para saber cómo deben estar las cosas: fotos y etiquetas. Estas no indican dónde van las cosas y cómo van.
Por último, iniciamos la mejora continua. Podemos establecer por regla que una vez por mes agreguemos una mejora a nuestro orden, limpieza y forma de hacer las cosas.
Con estos cinco pasos abrimos la llave del cambio y el crecimiento, si y sólo si entendemos que a partir de este momento adoptamos un nuevo estilo de vida y trabajo.
Sobre esta base podemos implementar otros cambios que lleven a la eficiencia y la alta rentabilidad en materia operacional, financiera, organizacional, laboral, legal, fiscal, etc.
En las empresas, como en la vida de las personas, siempre podemos mejorar porque siempre hay algo que mejorar.