Ya en otra ocasión comenté que el ciclo de vida de las empresas, desde mi perspectiva, es nacer, desarrollarse, estabilizarse, crecer y, finalmente, evolucionar.
Esta última parte es la que se nos dificulta a los hombres de empresa. Nuestra empresa ya pasó por el desarrollo y ya creció. Y de pronto sentimos que ya no hay más a dónde ir. En tamaño y en mercado hemos logrado metas y objetivos propuestos.
Sin embargo, el entorno ya no es el mismo y los clientes tampoco. Ha habido un cambio externo que al principio no percibimos pero que ahora es evidente.
Ya no estamos creciendo o no al ritmo que lo veníamos haciendo. Nuestra infraestructura y forma de hacer negocios es de aquellos tiempos pasados, para un cliente y entorno que está desapareciendo. Es posible que ya se note en el flujo de caja.
La respuesta a este predicamento es evolucionar.
Para realizar esta evolución propongo los siguientes pasos:
Paso 1: determina las características actuales del mercado y del entorno.
Es necesario identificar las nuevas características de los clientes, proveedores, productos, servicios, tecnologías y de la economía.
Paso 2: desarrolla nuevos objetivos y metas para alcanzar: misión, visión
Con base a la información obtenida en el paso anterior, es menester desarrollar una nueva misión y visión, y de estos derivar objetivos por lograr. ¿Cómo queremos ser?
Paso 3: crear un conjunto de nuevos valores.
Crear un nuevo marco de valores dentro del cual se desarrollarán los posteriores pasos es fundamental. Es importante recordar que los valores son el conjunto de ideas que orientan el comportamiento de los miembros de una organización para trabajar hacia el cumplimiento de los objetivos de la misión y la visión. Y que la adopción de estos valores creará nuevos y mejores hábitos de trabajo. Indican lo bueno y lo malo dentro de una organización.
Recuerda que la distancia entre el yo presente y el yo ideal (el del futuro) es la diferencia de hábitos y valores entre los dos.
Paso 4: desarrollar una nueva estructura de empresarial.
Aquí se requiere disciplina y visión de altos vuelos para asumir que tenemos que cambiar la forma de la empresa. Cambiar la forma en que se administra. Cambiar su estructura organizacional, legal y financiera. Pasar de un administrador a un consejo de administración profesional; de SA de CV a SAPI, o SAPIB o SAB; de una empresa a un grupo empresarial; de una empresa familiar a una institucional; abrir puntos de venta como centros de servicio; hacer franquicia; levantar capital de forma sofisticada; exportar; tener presencia en el extranjero; etc. ,etc., etc. Las posibilidades y las formas son diversas.
Paso 5: ejecutar el cambio.
Aquí se requiere una voluntad firme para ejecutar y coordinar la implementación de todos los cambios y continuar a pesar de los obstáculos que se puedan presentar. Nuestros viejos hábitos aprovecharan cada oportunidad para decirnos que estos cambios no tienen sentido y, sin embargo, nuestra fe y el nuevo marco de valores nos mantendrá en el camino de la evolución.
Paso 6: resultados.
El resultado será una organización que se adapta al entorno y que está lista para emprender otro ciclo de crecimiento en nuevas circunstancias.
Una vez que iniciamos el proceso de la evolución es importante comprender que éste no se detiene, ya que el universo es constante movimiento y que aquello que se detiene se extingue.