A inicios del presente año, en los círculos empresariales, profesionales y gubernamentales ha levantado gran revuelo la aprobación y entrada en vigor de la reforma fiscal del presidente Trump y el efecto que esto podría tener en la economía mexicana y la inversión extranjera.
Al principio, varios analistas y periodistas hablaron de tal hecho, la reforma fiscal, como un cosa grave ya que la inversión extranjera se vería desincentivada a venir a nuestro país y se haría más atractivo llevarse su capital a los Estados Unidos. Esto, sobre todo, porque la tasa del impuesto a las corporaciones, en aquel país, se reduce de un 35 % a un 21%, comparado con el 30% de ISR en nuestro país, la desventaja para México evidente. Aparentemente.
Y digo aparentemente porque esto no es tan simple o grave como parece.
Esta es una oportunidad para conocer un poco de la estructura contributiva de los estados unidos, la cual es un tanto, mucho, diferente a la de nuestro país. Para empezar, en los Estados unidos existe un real federalismo, es decir, desde su fundación de aquel país y la firma de su constitución, y a lo largo de su historia, han procurado dejar muy claro el carácter soberano fundamental de cada estado que compone la unión americana. Y esto, obviamente, se refleja en el cobro de impuestos. Para ser más claro, cada uno de los estados cobran a sus residentes, personas físicas y morales, impuestos equivalentes a nuestro Impuesto Sobre la Renta y el gobierno federal también cobra a personas físicas y morales un ISR. ¿Qué quiero decir? Que a diferencia de México, una reformas fiscal federal en los estados unidos tiene un efecto diferente en las personas y empresas dependiendo de en qué estado de la Unión Americana residan, ya que cada estado tiene una tasa propia de ISR y otros impuestos equivalentes al IVA, llegando al extremo que hay estados que son considerados paraísos fiscales porque cobran muy pocos impuestos o no los cobran. Este el caso del estado de Delaware.
Los Estados Unidos tienen una estructura contributiva compleja y atomizada.
Por otro lado en México, los estados cobran muy pocos impuestos y el grueso de la carga contributiva de las personas físicas y morales la genera el gobierno federal, básicamente con dos impuestos: ISR e IVA. Los estados no cobran ISR ni IVA.
México tiene una estructura contributiva más centralizada y sencilla.
Por poner un ejemplo, el lanzamiento por parte del gobierno federal de la forma de facturación del CFDI 3.3 puso a correr a todas las empresas en todos los estados de México. Lo mismo pasó con los cambios a la tasa del IVA.
De tal forma que una reforma fiscal que modifica tasas, deducciones o exenciones, etc. Tiene efectos muy diferentes en México y en los Estados Unidos.
Concluyendo, para conocer el real efecto de la reforma fiscal federal en los Estados Unidos para las empresas e inversionistas tendríamos que revisar el efecto en cada uno de los estados de la Unión Americana y las modificaciones que estos hagan a sus propias legislaciones.
Puedo decir que en algunos casos el efecto será reducido o nulo.