En los negocios, el origen de las sociedades es el de compartir riesgos y ganancias. Sin embargo en México, la legislación quedó muy atrás de los requerimientos de los tiempos modernos.
Nuestras sociedades mercantiles, incluyendo la más usada, la Sociedad Anónima de Capital Variable, pasaron a ser un mero requisito para cumplir con los clientes y proveedores. Tanto que los notarios no perdían ni un solo segundo de su preciado tiempo en diseñar una de estas sociedades. Solo cambiaban los nombres de un machote de hace décadas.
A partir de 2014, la nueva Sociedad de Capital Variable es más parecida a la SAPI como un vehículo de inversión, con el cual se puede levantar capital y socios de forma temporal o permanente a conveniencia.
- Ya no es necesario tirar 3 fojas del objeto social, solo hay que declarar la actividad preponderante.
- Se abre la puerta a los convenios de socios, en los cuales se acuerda la entrada, salida y permanencia de capital y socios.
- Se atiende a los derechos de los socios minoritarios dándoles protección legal.
Esto viene a agilizar el proceso de juntar de forma ordenada y justa a aquellos que tiene proyectos de negocios con aquellos que tienen el capital.
Lo anterior beneficia directamente a la generación de nuevas empresas, impulsando a los nuevos emprendedores y a los fondos de capital privado nacionales y extranjeros.
Un nuevo entorno de negocios se abre. Aprovechable por aquellos que tengan el conocimiento.