He comentado en algunos foros que hoy hay una oleada de impulso a los emprendedores orquestada por el gobierno federal. Varios jóvenes se ven influenciados por la gran difusión de las empresas tecnológicas de EU y su gran éxito económico. Estos jóvenes tratan de imitar ese éxito localmente. Sin embargo se les presenta muy complicado. Nadie les ha explicado que simple y llanamente no hay mercado financiero para las startup tecnológicas y de cualquier tipo, ni para emprendedores. EU y México son economías muy diferentes.
Sin embargo, hay un nicho muy interesante e importante para estos emprendedores hacia donde, sugiero, deberían estar volteando la cabeza.
Y no se trata de realizar las grandes innovaciones. Se trata de la “sustitución de modelos de negocio”. Esto quiere decir, en pocas palabras, que hoy hay negocios ya establecidos y reconocidos que siguen en el mercado todavía simplemente porque no hay quién les haga competencia. Aun cuando su calidad e ineficiencias son evidentes.
Aquí podemos citar desde taquerías, tortillerías, panaderías, zapaterías, reparadoras de calzado, restaurantes, tintorerías, tiendas de ropa, torterías, fondas, hasta hoteles, franquicias y servicios públicos. Es decir, la mayoría de la actual oferta de estos productos y servicios es de una calidad y forma que se desarrolló en una economía cerrada de antes de los años noventa. Basada en usos y costumbres.
La “sustitución de modelos de negocios” se refiere a tomar cualquiera de los oferentes de los productos y servicios antes citados y hacer una revisión profunda de cómo hace las cosas actualmente, con la intención de replantear cómo sería más rentable y eficiente hacerlas, con mayor calidad y valor agregado para el cliente. El emprendedor con esta información puede entonces crear una nueva empresa apuntada a los requerimientos actuales del mercado.
Esta forma de innovar es más factible ya que se atienden mercados que ya existen y que están sub atendidos.
El sector del consumo presenta grandes oportunidades para innovar y crear nuevas empresas de alta rentabilidad.
En este caso, el éxito no está en el “qué” sino en el “cómo”.