Recientemente volví a escuchar noticias de otro fraude relacionado con inversiones en Puebla. Esta vez se trata de inversiones en franquicias. “Una empresa que se dedica a administrar tus franquicias y tú sólo recibes tus ganancias”, suena atractivo, ¿no? Sin embargo, era demasiado bueno para ser cierto.
He de comentar que hace más de dos años, cuando esta empresa inició operaciones en Puebla, internacional de franquicias elite, escuché su constante publicidad en la radio y me llamó la atención la forma en que proponían su negocio: tu adquieres una franquicia y ellos la administran en tu nombre. Me llamó la atención, por un lado, el nivel de ganancias garantizado, bastante alto, y por otro lado, a que en los contratos de franquicias reconocidas regularmente se entrega la franquicia a una persona que ha pasado por varios filtros, como son el económico, reputación, experiencia, etc., y en éstos, los contratos, se estipula que la persona que adquiere la franquicia es la responsable directa de operarla. Esto persigue varios objetivos, pero el más relevante es el de proteger la calidad de los procesos y el prestigio de la marca. Recordemos que de ellos vive la franquicia.
Mi curiosidad y mi actividad en PRIAL me llevaron a concertar una cita con la mencionada empresa administradora de franquicias. Mi pregunta era: ¿cómo le hacen?
Arribé, junto con mi director de finanzas, a sus oficinas en la zona de Lomas de Angelópolis. Me pasaron a una sala de espera. Y ahí me quede. Espere, espere, espere…seguí esperando y… me cansé. Nunca me recibió la persona encargada de este negocio en Puebla. Ya de salida de la zona de Lomas de Angelópolis recibí una llamada de dicha persona en la que se disculpaba y me proponía agendar otra cita. No agendamos nada. Para mi era claro el tema y de lo que se trataba su negocio. Ellos lo sabían, yo lo sabía. No había más de que hablar. El riesgo de fraude era alto.
Más de dos años después de aquella visita se materializa mi sospecha. Una vez más ocurrió algo similar al caso de SITMA y otros esquemas desafortunados.
Esto ocurre, por una parte, por falta de conocimiento básico de las inversiones por parte de los ingenuos inversionistas, y por otro lado, por la falta de desarrollo del sistema financiero y de inversiones en nuestro país. Nadie regula las inversiones fuera del sistema financiero y la legislación con la que se cuenta está fuera de época. Además de que las autoridades no saben cómo ni tienen la intención, ni los recursos.
Aquí, en Puebla y en México, llamamos a cualquier cosa “inversión”. Si es una casa: inversión; si es un auto: inversión; si son tortas: inversión; si es educación: es inversión; etc., etc., etc.
Y posiblemente varios de estos casos si lo sean. Sin embargo, todo puede ser una inversión o no. Todo depende no del qué sino del cómo.
Una inversión es como una moneda. Tiene dos caras. Inversión implica riesgo. Quiero decir, que a mayores bondades de la supuesta inversión, en esa misma proporción es el tamaño de los riesgos implícitos en la misma inversión. Lo que es igual a la siguiente formulita:
A mayor propuesta de ganancia, mayor riesgo de pérdida.
El caso de SITMA parece no haber dejado alguna lección. Y así es regularmente. Los que realizan esos esquemas de negocios lo saben. Es de naturaleza humana olvidar.
La lección que podemos sacar de este reciente evento, de supuesto fraude de internacional de franquicias elite, es que cualquier inversión debe ser evaluada por personas experimentadas en los negocios y en las inversiones profesionales. No por mi esposa, no por la junta familiar, no por mi compadre, no por mis amigos. Ellos también cuentan pero no cuentan con los elementos para hacer una evaluación correcta del riesgo aparejado a una inversión. Y estoy cierto que en los casos de SITMA e internacional de franquicias elite, varias de las personas antes mencionadas avalaron dichas inversiones. Pero al final ocurrió lo no previsto: el fraude, la pérdida.
Quienes evaluamos inversiones contamos con indicadores y rutinas para determinar si una inversión conviene o no. Y sobre todo el grado de riesgo implícito en tal inversión.
En mi experiencia profesional he tenido la oportunidad de detener inversiones desastrosas e intervenir para realizar inversiones exitosas en diversos ramos.
Yo creo que como inversionistas la primera lección a aprender es saber invertir en una buena evaluación de inversiones antes que cualquier cosa. Esa evaluación nos ahorrará perder tiempo, dinero, esfuerzo, relaciones, etc. Y por otro lado nos ayudará a ganar dichos recursos de una forma segura.
Yo digo y sostengo, por más que en nuestro país nos guste creer lo contrario, que los negocios no son cuestión de suerte, son cuestión de saber.