En mi experiencia creo que lo que nos mueve hacia la creación de empresas y negocios son la necesidad o la ambición.
Es común escuchar en boca de los empresarios que su primer intento empresarial se derivo de la falta de un empleo. Esto ocurre con gran frecuencia en épocas de crisis económica. Es naturaleza humana buscar soluciones a nuestros problemas.
Sobre todo en culturas como la nuestra, la actividad empresarial se dejo en manos de inmigrantes y gente que no encontró empleo. “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.
De cualquier forma la actividad empresarial no tenía relevancia en nuestro esquema político económico.
El grueso de nuestras empresas nació de la necesidad, en la carencia.
Y la necesidad como motor para emprender negocios no es para nada malo. Ha impulsado a la mayoría de las MPyMES.
El problema que tiene la necesidad como motor empresarial es que con el tiempo se termina. Y cuando esto sucede, deviene el estancamiento y la muerte de las empresas.
Por otro lado, cuando lo que nos motiva a emprender es la ambición, podemos lograr crear grandes proyectos y empresas.
La ambición como motor del emprendedor es poderosa porque ésta no se termina.
Con ambición, cuando se logra algo, se busca más y cuando se obtiene más, se quiere más y más y más.
Es en estas dos palabras donde nacen las MPyMES o las grandes empresas.